9 de octubre de 2022
La mecanografía de UMMO

En Ummo-ciencias.org hay escaneadas 20 cartas originales de la primera época en las que se puede ver la mecanografía, las correcciones a mano y los dibujos. Esas cartas son las D51, D52, D57-1, D57-2, D57-3, D57-4, D57-5, D58-2, D58-3, D58-4, D58-5, D59-1, D59-2, D59-3, D59-4, D59-5, D60, D68-1, D68-2 y D69-3.

Todas las cartas están escritas a máquina, llevan el famoso sello de UMMO y tienen correcciones a mano.

En principio, siempre hay una cabecera en la que se indica, en primer lugar, la procedencia institucional del UMMOAELEWEE, el idioma de la carta (español) y el número de copias enviadas a otros destinatarios y su idioma. Casi siempre mandan sólo una copia, salvo en la D51, de la que mandan dos copias, una a Enrique Villagrasa y la otra a Alfonso Paso Gil, la D57-1, de la que hacen dos copias en francés y cuatro en español, y la D60, que es el gran anuncio del avistamiento de San José de Valderas, de la que mandan tres copias en español, cuatro en inglés, dos en francés, una en checo y una en italiano.

Las cartas están personalizadas, se refieren directamente al destinatario.

Sólo en la D51 hay una firma clara y una indicación muy importante:

Escribió dictando al mecanógrafo DA 3 hijo de EYEA 502, sumiso en España a DEII 98, hijo de DEII 97, sumiso a YU 1, hija de AIM 368 en Australia.
DEII 98 se supone que era el jefe de la expedición de UMMO en España, aunque en principio la coordinación de toda la misión terrícola se hacía desde Australia. Lo importante es esa mención expresa al mecanógrafo.

Es interesante el hecho de que en las cabeceras se alternen las grafías UMMOAELEWE (8 casos) y UMMOAELEWEE (5 casos).

Hay que notar también que las cartas que son continuación de un mismo tema no llevan encabezado, como si hubiesen sido redactadas al mismo tiempo que las otras y la división en varias cartas obedeciese sólo al deseo de dilatar en el tiempo la recepción de esos documentos.

Las máquinas de escribir que se emplean (que son como mínimo dos) tienen la eñe y son españolas.

No me queda claro el motivo por el que los folios se redactan a doble cara, a pesar de que a veces la tinta se filtra al otro lado. Yo escribí miles de folios a máquina antes del año 2000, incluso fui a clases de mecanografía cuando era pequeño, y no recuerdo que nadie escribiese en los folios a doble cara. El único motivo que se me ocurre es abaratar los envíos postales, porque a partir de un cierto peso había que pagar como paquete y no como carta.

Las correcciones a mano:

Lo primero que llama la atención son las numerosas correcciones a mano, que no obedecen sólo a errores del mecanógrafo sino al hecho de haber redactado la práctica totalidad de los documentos sin tildes, salvo algún pequeño caso, probablemente por un acto inadvertido.

Pero esos casos lo que demuestran es que las máquinas podían teclear las tildes, no estaban rotas. ¿Por qué, entonces, no las ponen y aparecen luego siempre en un rotulador negro muy fino? Para mí, la explicación menos rebuscada es que quien tecleaba era una persona y quien corregía con el rotulador otra. Obviamente, el responsable de las cartas no se fiaba de los conocimientos ortográficos del mecanógrafo y le pidió que no pusiera esas tildes, porque las añadiría después el corrector. La gente más joven tal vez no recuerda que, en aquellas máquinas, cuando se apretaba una tecla ya quedaba la letra impresa, y borrar un error era bastante costoso, había que usar unas láminas con Tipp-Ex, volver a pulsar la misma tecla errónea y luego poner la buena, pero nunca se quedaba bien del todo.

Lo mismo sucede con los guiones en las palabras que se cortan al final de la línea, están puestos a mano casi todos.

Es cierto que el mecanógrafo casi no comete faltas ortográficas, salvo en la puntuación, donde hay una cierta laxitud. Las erratas son muy pocas y suelen estar también corregidas con el rotulador negro.

Hay también puestos a mano algunos signos matemáticos que obviamente no se podían teclear a máquina.

Las dos máquinas:

La cuestión más importante es el uso de varias máquinas distintas. Se emplean como mínimo dos máquinas, una con letra de tamaño normal tipo Times New Roman (máquina A) y la otra con una letra pequeña (máquina B).

La máquina con la letra pequeña es menos usada, aparece en las cartas D52, D57-5, D58-2, D58-5 y D59-3. No son cartas accesorias, forman parte de las series más importantes, la D57 narra los primeros días en la tierra, la D58 son las bases biogenéticas del Cosmos y la D59 trata de los IBOZOO UU. Nunca se alternan las dos máquinas en el mismo folio, pero sí en la misma carta.

Por ejemplo, en la D52 se usa la máquina A para la primera página y las tres páginas siguientes están en la máquina B. La parte redactada en la máquina B tiene menos correcciones a mano, faltan muchas tildes, y además se pone punto tras la interrogación de cierre. La parte redactada en la máquina A, en cambio, tiene más correcciones a mano y casi ninguna falta.

La carta D57-5 está escrita enteramente en la máquina B, y además en formato apaisado (única carta que está así), lo que indica que era una máquina grande, como profesional, no una máquina doméstica.

En la D58-2 se usa la máquina A para toda la carta y la máquina B para el apéndice.

En la D58-5 se escriben cuatro páginas en la máquina A y cinco páginas en la máquina B. Las páginas de la máquina A acaban abruptamente, dejando casi un folio entero en blanco, y luego sigue la máquina B en folio nuevo hasta completar la carta.

La D59-3 está enteramente en la máquina B.

Todo esto ya hace sospechar que se trata de dos mecanógrafos distintos, a pesar de que el léxico empleado, la sintaxis, el estilo, y por supuesto el hilo conductor de las explicaciones son exactamente los mismos.

Pero además hay un detalle que es crucial en todo esto, que es el hecho de que la máquina B siempre ponga un punto tras la interrogación de cierre, mientras que la máquina A nunca hace esto, aunque añade un espacio entre las interrogaciones y las letras de la oración, cosa que nunca hace la máquina B.

Lo correcto es no poner ese punto tras la interrogación de cierre, ni tampoco espacios adicionales, pero ¿por qué esa repetición del mismo patrón en cada máquina y nunca en las dos? ¿Quién comete un error ortográfico escribiendo en una máquina y luego lo deja de cometer por el hecho de escribir en la otra?

Pongamos por ejemplo la carta D52, en la que aparecen las dos máquinas. La máquina A transcribe una pregunta retórica de esta manera:

Pero dos páginas después la máquina B transcribe:

Este patrón se sigue repitiendo en las siguientes intervenciones de la máquina B. Por ejemplo, en la D58-2 vuelven a aparecer las dos máquinas. La máquina A escribe en la primera página:

Pero la máquina B un poco más adelante transcribe:

Y todavía un poco más abajo:

Lo tiene muy claro el mecanógrafo de la máquina B, piensa que hay que poner ese punto tras la interrogación, mientras que el otro sabe que no hay que ponerlo.

Otros ejemplos aparecen en la carta D59-3:

Es interesante este último ejemplo, porque en la segunda línea hubo una errata y el corrector añadió la interrogación con el rotulador negro, pero en ningún momento añadió el punto, lo que refuerza la idea de que se trata de una persona distinta.

Puedo poner más ejemplos en los que la máquina A nunca comete ese error, cartas D59-2 y D59-5:

Otro detalle en el que hay que fijarse es en que la máquina A tiene oscilaciones en el nivel de tinta del carrete, por ejemplo en la D57-1 la primera página marca las letras con mucha tinta, pero luego la segunda página muestra una impresión más débil, como si la tinta estuviese acabándose, pero luego las páginas 3 a 6 vuelven a tener mucha tinta. Esto para mí puede indicar que esa máquina escribía muchos documentos aparte de los de UMMO, por ejemplo porque se trataba de la máquina de un mecanógrafo que recibía muchos otros encargos. Un carrete de tinta duraba como cientos de páginas.

Los márgenes también varían, a pesar de que para cambiar esto había que manipular la máquina. Un ejemplo es la serie D59: en la primera carta hay un margen amplio, en la segunda el margen se estrecha, en la tercera se emplea la otra máquina, en la cuarta se vuelve al margen amplio, en la quinta se estrecha un poco ese margen. De modo que todavía puede que me quede corto hablando de dos máquinas, es posible que fuesen más.

En la primera página de la carta D51 hay una situación muy curiosa: la última línea aparece escrita de manera descendente, hasta que literalmente se acaba el folio. Es posible que el folio hubiese quedado suelto al ir pasando líneas, pero esto lo veo raro, porque las máquinas tenían una guía con dos pequeños rodillos que aseguraban siempre el folio.

Los matasellos extranjeros:

Hay un informe de J.J. Benítez que analiza este aspecto. Las cartas llegaban con matasellos de muy diversos países, algunos tan exóticos como Indonesia, lo que ocurre es que esos sobres no se han conservado o yo no los encuentro, y J.J. Benítez sólo muestra ejemplos mucho más tardíos, cuando los imitadores ya proliferaban. Me gustaría ver el sobre en el que llegaron los informes importantes, hasta el año 69, esto no sé si alguien lo tiene.

Sea como sea, las declaraciones de Rafael Farriols, Antonio Ribera, Enrique Villagrasa y otros receptores importantes siempre hablan de matasellos de países diferentes, y para mí no hay ninguna posibilidad de que se compinchasen para mentir. Ha apuntado más recientemente Javier Sierra que Jordán Peña podría simplemente haber comprado sobres matasellados en alguna tienda de filatelia en Madrid y luego haber introducido él mismo los sobres en los buzones de cada destinatario. Esto es absurdo, porque Rafael Farriols y Antonio Ribera estaban en Cataluña y los otros receptores en Madrid, por lo que teniendo en cuenta el tráfico semanal de cartas no tenía Jordán Peña presupuesto ni tiempo para ir a meter el sobrecito sólo por hacer la broma. Tampoco es que en las tiendas de filatelia vendan sobres realmente matasellados oficialmente, lo que pueden hacer a veces es poner un cuño falso, pero esto se habría detectado.

La autoría de Jordán Peña:

La parte de las cartas en la que se aprecia claramente la mano de Jordán Peña es en los dibujos. Ahí ya indicó Jiménez del Oso desde un principio que esos dibujos parecían suyos, y esto se lo dijo al mismo Jordán, que colaboraba con él en los programas. Jordán echó balones fuera.

Esos dibujos están puestos en los huecos que el mecanógrafo deja y se ve claramente que algunos no caben. Pienso que, si la misma persona que hubiese redactado las cartas hubiese hecho también los dibujos, habría detenido la redacción para ponerlos tranquilamente y luego hubiese continuado redactando. No es esto una prueba científica, pero es un indicio.

Hay que tener también en cuenta que en el reverso de una de las cartas aparecieron unos bocetos que nada tenían que ver con el contenido, como si se hubiese reutilizado el folio por falta de más papel:

Se pueden ver las diminutas letras en el alfabeto ummita y los aparatos que se representan. Es posible que dibujos similares se usasen como base de lo que luego dibujaba Jordán Peña.

También hay que añadir la carta que manda Jordán Peña a Rafael Farriols el 16 de abril de 1993, justo después de declararse autor de todo el supuesto fraude:

Ahí se puede ver la verdadera capacidad sintáctica y mecanográfica de Jordán Peña. Puede verse cómo la sintaxis de la primera oración ya está mal hecha, y la tendencia que tiene a las frases muy cortas intercaladas con otras oraciones más retóricas.

En el segundo párrafo, el complemento predicativo del sujeto de la primera oración lo pone en una oración separada, lo que es un error muy claro. Quiero decir que después de "versión de los hechos" no se puede poner un punto si vas luego a decir "atosigado por la propaganda contraria". Yo no encuentro, en todas las cartas de UMMO, ningún error sintáctico tan claro.

En la primera oración del tercer párrafo dice: "Especialmente los últimas en el que involucran a Gorbachov". Ahí comete ya tres errores, el primero lo puedo atribuir a una errata, pero si vas a poner una subordinada de relativo el nexo debe concordar en número con su antecedente, debes poner "en los que". Esto tampoco lo encuentro en las cartas de UMMO.

Y en la segunda oración de ese tercer párrafo, él persevera en su caos sintáctico y dice: "Y el que relataban la Guerra en el Golfo".

En el cuarto párrafo, lo de "creíais" se lo puedo perdonar, pero la oración "olvidaros en lo posible que hubo un asunto Ummo tan perfecto que verán los lectores que todo es falso" no tiene sentido, no sé a qué se refiere. Aparte, vuelve al caos sintáctico e ignora el régimen verbal de "olvidarse", que exige la preposición "de" antes del complemento.

Entonces, Jordán Peña a mí no me pasa un examen sintáctico de 3º de la ESO, y se supone que fue el autor de todo el corpus de UMMO, sin que yo haya podido detectar en esas cartas casi ningún error.

Como he dicho desde el principio, me reservo la cuestión de la autoría para el último artículo de esta serie, aquí me voy a parar de momento.

Conclusiones:

Para mí, tras este análisis documental, cuatro cosas quedan demostradas de manera clara, fehaciente y definitiva:

  1. Existen como mínimo dos mecanógrafos distintos de las cartas de UMMO.
  2. Las cartas se han escrito al dictado o copiando de un borrador.
  3. La autoría de las cartas no corresponde a ninguno de los dos mecanógrafos, porque el estilo es el mismo en todas las cartas.
  4. Los envíos de las cartas se hicieron desde distintos países y casi al mismo tiempo.
Y aparte, añado dos hechos con un muy alto grado de probabilidad:
  1. Existe una cuarta persona, que es el corrector ortográfico.
  2. Existe un dibujante, que puede coincidir o no con el corrector ortográfico, que es Jordán Peña.

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© A. Noguera