14 de abril de 2022
La alcaldesa de Gijón

Hace unos días vi un vídeo de UTBH sobre la alcaldesa de Gijón, Ana González, quien diserta en una especie de conferencia del PSOE sobre la abolición de la prostitución.

Se pone esta señora a plantear sus argumentos:

"Violación de los derechos de las mujeres". Los hombres "son los perpetuadores del delito, son los perpetuadores de la vulneración de los derechos de las mujeres". "Hay prostitución porque hay hombres que creen que tienen derecho a maltratar". "Si yo os contara que yo voy los sábados, pago 30€, porque voy a un local donde hay un tipo al que le doy de hostias hasta reventarlo seguro que no os parece bien". "Hay que posicionarse radicalmente en el no contra la violencia contra las mujeres". "Estas cosas hieren profundamente la esencia del ser humano". "La prostitución es violencia contra las mujeres".
Es decir, que los argumentos para prohibir la prostitución se resumen básicamente en:
  1. Es violencia lo que yo digo que es violencia, y como la violencia no puede ser legal, hay que prohibir lo que yo diga.
  2. La prostitución es lo mismo que el boxeo, dejarse dar hostias por dinero. No sé si se parece también a los trabajos con riesgo. A mandar a un tío a una guerra no se parece, porque a eso te obligan.
  3. "La esencia del ser humano".

Y no hay, por más que se escuche la disertación entera, otra razón o motivo para apoyar ese abolicionismo, todo se basa en una sarta de palabras huecas y una actitud de dedo levantado que amedrenta a las demás mujeres.

Esta persona, yo no sé por qué, me recuerda un poco a Paco Rabal cuando interpretaba a Juncal, parece que le estoy oliendo el aliento a Ducados y Anís del Mono. Hasta cruza las piernas en plan John Wayne, para dejar hueco a unos buenos cojones.

La pregunta que yo me hago es si una mujer que muestra carácter y comportamiento masculinos debe ser tratada con la especial protección que nuestra sociedad da a las mujeres o se le puede tratar igual que a un hombre. Lo digo porque estos individuos ambiguos no son fáciles de asimilar culturalmente, al menos para mí. Pienso que todo el poder del feminismo se basa en ese vínculo emocional de los hombres heterosexuales hacia las mujeres en general, pero en casos en los que la mujer muestra una maldad y un deseo de dominio asimilables a los de los hombres, ese vínculo debería cancelarse.

La disertación de Ana González acaba ya con una traca final:

"La dignidad de las mujeres, la dignidad de los seres humanos, la dignidad de los derechos humanos y, os voy a decir una cosa, hasta la dignidad de los hombres, que yo sigo creyendo que no son animales".
Algunos de los que citaban estas declaraciones no sabían a lo que se refería esta señora con lo de "no son animales". Simplemente, insiste en su palabrería: quien consuma servicios de prostitución no es humano, es animal. Es ella la que da o quita la condición humana.Y luego acaba con otra argumentación aún más convincente:
"¿Os acordáis de cuando os atormentaban en Lengua con lo del sujeto, verbo y objeto directo? El sujeto era el que decidía, y el objeto el que recibía, el pasivo". "El socialismo español habla de hombres y mujeres que son sujetos y deciden libremente, y nunca se convierten en objetos".
Esta señora ha estado 30 años como profesora de Lengua Castellana en institutos. Ahora podéis entender un poco los criterios para la reciente modificación del currículo de la ESO. Hay que quitar el complemento directo, porque es víctima del sujeto. Y no digamos ya el indirecto, que ahí está el machismo, y sobre todo el de régimen, que usa una preposición para someter aún más.

Y ésta es la cara que pone cuando dice esto:

Ahora pedidle a esta tía que se ponga en un tribunal de oposiciones y que me apruebe en el examen oral.

Y no me olvido de citar su último consejo acerca de poner una especie de cordón sanitario social a quien consuma servicios de prostitución:

"Hasta dejar de hablar con cierta gente, porque maltrata al prostituir a mujeres, al consentir la prostitución y ser miembro activo de la prostitución de mujeres".
Y yo me estoy preguntando ahora: ¿qué actividad humana, en la historia, se ha considerado perfectamente legal y digna al ejercerse sin remuneración pero indigna y lesiva al percibirse una remuneración? A mí no se me ocurre ninguna. No veo un argumento racional para cambiar esencialmente nuestra consideración de cualquier actividad por el hecho de estar o no remunerada. Podría argumentarse, tal vez, que la gestación subrogada entraría en esa categoría, pero ahí lo que se hace es tener un hijo y desentenderse de él, cosa que afecta a la situación y los derechos del recién nacido, que no puede decidir.

De modo que la abolición de la prostitución creo que tiene muy poco futuro en este país, porque los únicos argumentos a su favor son los de siempre: dogmatismos, moralizaciones, amenazas desde el púlpito, de usted tengo asco.

Para mí, está claro lo que buscan Ana González y las otras como ella al querer abolir la prostitución, que es ejercer su poder sobre la sexualidad masculina, que no haya escapatoria, que se vean los hombres obligados a pasar por la relación "análoga de afectividad" en la que ejercen ya su dictadura desde 2004. Quien controla la sexualidad controla a las personas, así ha actuado la Iglesia Católica durante veinte siglos y así quieren actuar ahora en el PSOE.

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© A. Noguera