6 de marzo de 2022
El Vietnam de Putin

Han empezado ya a surgir los primeros signos preocupantes de la vulnerabilidad y la debilidad de Europa. Cada vez son más los que piden a Ucrania rendirse para evitar males mayores, ante la imposibilidad, según su punto de vista, de ganar la guerra. Esto mismo dijeron algunos de Polonia en 1939, ante la invasión de Hitler. Tan rápida y fácil fue, que seguidamente Alemania se anexionó Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia, Yugoslavia y Grecia en siete meses.

A Putin no le tiene que ser fácil la invasión de Ucrania, tiene que dejarse allí los piños, porque si no, los siguientes seremos los países de la UE. Ha cruzado ya la línea roja de la amenaza nuclear, y ha señalado explícitamente a Finlandia y Suecia. Desde el principio ya iba diciendo "no podrán ni parpadear", cuando esas armas las ha comprado con el dinero que le hemos pagado por el petróleo.

Europa tiene que hacer rápidamente dos cosas:

  1. Ampliar muy grandemente sus programas nucleares, de modo que se le asegure a Putin que, cinco minutos después de habernos lanzado la primera bomba, en el lugar de Moscú habrá un cráter. Esto es extremadamente importante, ya se ha visto lo que le ha ocurrido a Ucrania, que primero aceptó desarmarse y luego le han puesto la bota soviética en el cuello. Otros ejemplos recientes son Gaddafi y Sadam Huseín. En cambio, a Kim Jong-un no se han atrevido a entrarle, ni lo harán. Así que, cuantas más amenazas lance Putin sobre los peligros de nuestro rearme nuclear, más rápido hay que ir preparando las bombas y poniéndoselas cerca, a tiro de piedra.
  2. Paralelamente, hay que asegurarse de que Ucrania sea un Vietnam, que pierda tantos soldados que tenga que reclutar a la fuerza a los hombres jóvenes, de modo que sufra una fuerte oposición interna. No hay que entrar con los ejércitos regulares, esto sería un error, pero sí que hay que montarle una guerra de guerrillas muy dilatada en el tiempo. Ya están allí los del SAS británico, pero hay que mandar también a la Legión Extranjera francesa y al GOE, con uniforme de Ucrania, para que causen bajas directamente y adiestren a grupos de ucranianos.

Putin tiene que salir de la guerra de Ucrania con un ejército diezmado, desmoralizado y con ganas de darle un golpe de estado. Que no intente envalentonarse a corto plazo, que tenga ganas de paz.

Y luego está el tema económico. Este tío ha vivido con un estándar casi occidental gracias a todos los servicios que le hemos ido dando, servicios que ha pagado con el dinero del petróleo y el gas que le estamos comprando. Las empresas europeas no tienen que volver a hacer nada allí, que llamen a los chinos para que les vendan las cosas. Tiene que caer un telón de acero sine die, para las próximas décadas. La situación ha cambiado irreversiblemente, de este tío no te puedes fiar, yo no he visto mayor mentiroso.

El PIB de Rusia es prácticamente el mismo que el de España, menos de un 10% del de la Unión Europea. Son una república bananera que sólo vende materia prima, el único lugar medianamente desarrollado es San Petersburgo, porque se nutre de Finlandia, a la que tienen continuamente amenazada.

El punto débil es el rublo. Si se prohíbe la compra de productos y activos financieros rusos, Putin se encontrará con un montón de rublos que deberá cambiar por dólares o euros, y esos dólares o euros no los tendrá, por lo que se verá obligado a vender el oro para comprarlos. Pero, cuando el oro se acabe, ahí le vendrá la hecatombe monetaria. Aparte de eso, que se olvide de pagar la guerra con expansiones monetarias, porque ahí se iría a ver a su amigo Nicolás Maduro.

Europa ha sufrido un golpe de realidad como no se veía desde que Hitler entró en Polonia. Hay muchas cosas que cambiar. La primera es la cultura de autoodio y afeminamiento, esto ya no va a evitar la violencia sino a provocarla, porque damos muestras de debilidad y las otras culturas ven en nosotros una oportunidad de rapiñar por la vía militar.

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© A. Noguera