17 de agosto de 2021
La caída de Kabul

Los talibanes han entrado sin oposición, el ejército de regulares que había armado EEUU primero les ha vendido las armas (que han pagado con dinero de Qatar) y luego ha desertado, el presidente títere ha salido en un avión y la población ha saludado alegremente a los nuevos machos dominantes. No hay afección hacia la democracia occidental, los hombres ven cómo los quieren usar de carne de cañón para defender regímenes que no les van a dar derecho a nada, muchos de los talibanes son occidentales renegados, tal vez descendientes de musulmanes, pero completamente criados y educados aquí. Saben muy bien que aquí el hombre va a la cárcel siendo inocente, que la aplicación de las leyes es asimétrica, que la mujer repudia al marido y lo manda a la completa ruina, que el tratamiento de las noticias es absolutamente sesgado con el fin de desprestigiar la masculinidad, que en la cultura se impone el paradigma homosexual mientras se aplica la cultura de la cancelación a quien disienta. No quieren dar su vida por defender el desfile gay del 28 de junio. Así que simplemente los han dejado pasar.

La administración Biden está liderada por Kamala Harris y Janet Yellen, que no quieren la guerra, que creen que el problema desaparece cuando se le da la espalda, que con un hombre occidental inhibido y estrogenizado todo será felicidad. Estas personas parece que no conocen la historia, la guerra no se puede evitar cuando el otro la desea, lo único que se puede evitar es la derrota si se reacciona a tiempo. Nada más tengan las bombas, las van a tirar. El vecino Pakistán, que fue el que escondió a Ben Laden, ya hace tiempo que tiene bombas nucleares y se sabe que las ha vendido bajo mano a Arabia Saudí. Un régimen talibán armado nuclearmente hasta los dientes va a ser mucho peor que Corea del Norte, EEUU está perdiendo ya el control del mundo y Europa está ocupada contando el número de mujeres en los consejos de administración.

Si viniese a España una oleada talibán o fascista, si saltase otro Franco, tengo para mí que iba a pasar lo mismo, que los hombres iban a dividirse en dos opiniones: o bien se negarían a luchar para defender un sistema que les ha quitado todos los derechos, o bien se encontrarían demasiado amariconados para jugarse la vida frente a un enemigo. La desbandada sería inmediata, no creo que pudiese España soportar una guerra real. De las mujeres no hablo porque son un rebaño nulo, las guerrilleras afganas con las que tantos reportajes se hicieron tienen ya el burka puesto.

Occidente debe erradicar el feminismo y fortalecer su capacidad económica, demográfica y bélica. Si no hay un liderazgo masculino y se acaba con estas políticas identitarias que sólo generan división, que sólo han servido para anular lo que fue la izquierda, la barbarie se impondrá y nuestra civilización acabará desapareciendo.

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© A. Noguera